La valoración de una empresa es un proceso necesario para venderla o para comprarla. El precio está determinado por su fondo de comercio, que refleja si el negocio es viable o no. En este grupo caben maquinaria, equipamiento, contratos, licencias, clientes, modelos de empresa, marcas y patentes, entre otros. Pero también se debe tener en cuenta el sector en el que se esté operando: si tiene perspectivas de crecimiento, el precio será mayor.
Al final todo resulta ser gestionado por las entidades bancarias, así pues, deberás tener en cuenta tu relación con ellas al analizar los elementos económicos, entre los que deberían entrar en juego las cuentas corrientes y créditos, y la posible necesidad de inversión. En definitiva, la compañía ha de tener una estructura financiera estable, que se pueda mantener a lo largo del tiempo y con capacidad para superar los posibles riesgos.
Los principales métodos de valoración pueden clasificarse según la diversa metodología que utilizan. Así, cabe destacar los siguientes:
1 - Métodos basados en el balance de la empresa: valor contable, valor de liquidación, valor sustancial, activo neto real…
2 - Criterios basados en la cuenta de resultados: consisten en aplicar determinados múltiplos a parámetros que miden el resultado, es decir, las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización.
3 - Descuento de flujos: es el más utilizado, ya que estima el valor de la empresa en función de la capacidad de generación futura de beneficios.
4 - Métodos basados en opciones.
5 - Métodos mixtos: basados en el fondo de comercio.